Una estrella fugaz cruzó el
umbral de mi vida;
traía luces rojas de pasión y
llevaba luces de verde esperanza;
recibí las que traía y despedí
las que llevaba;
conocí, entonces, la pasión sin
la esperanza,
y el tormento se adueñó de mi
día y de mi noche,
y llamé, desesperado a la
estrella fugaz,
para que me dejara su esperanza
y me despojara de su pasión;
¡Graciosa estrella que
fugaces tormentos me regalas!
En el anhelo desespero cada
segundo de cada momento eterno;
¿De qué me sirve tu esperanza
regalada si pasión no tengo? Estrella fugaz
bendita, lleva contigo mi vida
y hazla de pasión y esperanza,
que sólo así puedo vivirla,
pues de él es mi vida, mas la
de él no es mía,
y sólo con la pasión puedo
alimentarla,
y con la esperanza, sentirla
mía...