jueves, 15 de noviembre de 2018

EPITAFIO


Epitafio

Yo no quiero flores en mi sepultura,
no quiero rezos ni misas ni llantos,
no quiero largos velatorios ni importunar
a quienes dejo;
no quiero epitafios ni avisos ni coronas,
no quiero causar gastos ni quiero causar pena,
no quiero llantos ni recuerdos de mí
sobre mi féretro;
no quiero dolor por mi partida,
yo no quiero nada de eso,
porque sólo dejaré de ser quien fui,
y seguiré siendo en quienes amé y me amaron,
también sé, que seguiré siendo en quienes no
me quisieron tanto;
además, quiero que sepan que no voy a ninguna parte,
pues no creo ni en paraíso ni en infierno,
más bien dicho, y de otra manera,
tuve oportunidad de conocer  ambos en esta tierra,





cuando fui;
ahora sólo dejaré de ser ese  que fui;
no se preocupen por mí pues yo no sabré más de ustedes,
y no es porque no quiera,
sino porque no podré, pues ya dejaré de ser
esa que fui,
y me iré tranquila, como vine y crecí;
pues hice lo que debí hacer, y también, en oportunidades,
hice lo que quise hacer …
y por todo ello, conocí más de felicidad,
que de angustia y dolor …
entonces, ya saben,
no se atribulen porque dejaré de ser quien fui,
sólo alégrense por lo que pude haberles servido,
traten de olvidar aquello en que les importuné;
y hagan con lo que resta de mí, una vez ido,
lo que más bien les parezca;
que las velas ni la madera del cajón ni el lugar ni el tiempo
del debido adiós, sea dificultad;
sólo una cosa les pido;





más bien una actitud,
no se olviden de mí, para que no sean como yo fui,
pues conmigo bastó;
sean su cada uno, que eso es lo imprescindible,
y así los quise a quienes quise …
yo no quiero flores en mi sepultura,
ni menos rezos,
ni menos misas,
ni menos llantos …


martes, 18 de septiembre de 2018

EN EL FONDO DE MI MEMORIA

En el fondo de mi memoria brillan muros invisibles
donde las horas espantan  todas las trabas,
y, sin embargo, cada muro posee una especie de
necesidad.
Tengo ganas de escribir sobre muros blancos;
cosas del día a día, puestas en frases del presente
en muros … cada muro … cada deseo …
Los muros más lejanos se hacen cercanos
 con los avatares del día a día;
los muros más profundos están colmados de brazos,
cuerpos, como si fueran fuentes de gozo inagotable,
que nunca se debilitan.
Cuando la pena de muros  hizo su camino en mí,
ese invierno mi pasado dormía, ya … pertenezco
enteramente al presente.

domingo, 29 de julio de 2018

Una mancha agreste




Una mancha agreste en el recuerdo,
aparece de vez en cuando.
Nubla mi sentimiento,
nubla  mis quereres,
nubla mis verdades
e idiotiza mi razón.
Es cruel el recuerdo,
pero es más cruel la esperanza,
aquella que siempre estuvo;
es cruel porque me abandona,
y es más cruel que todo,
porque al abandonarme
me deja sola,
y la soledad, como sabes, hermana,
como siempre, me ha matado.
Vuelve a hacerlo, silenciosa,
sola, una y otra vez,
reiteradamente,
con las mismas armas,
de la misma forma,
traicionera, artera,
sin siquiera dejar
que me dé cuenta
de cómo me absorbe,
cómo se inserta en  mi tiempo,
que era tu tiempo,
cómo  absorbe mi espacio,
que era tu espacio,
el que me habías construido,
el que te había hecho;
y pierdo la ruta,
se me nubla el destino,
me olvido de lo querido,
del  mar inmenso y profundo,
el que tanto añoro,
el que admiro y temo,
por su azul eterno,
por su braveza imponente,
por su ímpetu salvaje;
mi mar
se  vuelve fangoso,
barroso, maloliente,
cementerio de vida,
y pierde su azul y su fuerza,
y se me pierde,
y no encuentro su horizonte,
con su  cielo cercano y celeste,
el que me protegía,
el que besaba mi mar fuerte e inmenso;
se me alejan y  oscurecen ambos;
y ya no danzan en ese cielo
las nubes caprichosas,
y ese cielo
 se queda sin estrellas,
no se ven ni nubes ni estrellas;
queda el cielo vacío,
y ese mar mío, queda sin sus olas,
sin su azul profundo,
y son  sólo una mancha oscura,
una sola mancha oscura,
que envuelve todo,
y es el vacío,
y ese vacío,
y esa mancha,
me llega al corazón,
y me duele, como si fuera
la piel suave y blanca
de mi amado,
lacerada
por mi propia navaja,
y me asfixio,
y me hundo
en un fango
de cadáveres y estiércol,
y me doy cuenta
que son mis propios cadáveres,
los que maté mil veces,
y los que quise matar
y no pude,
y es mi propia mierda,
la que vomité,
la que sudé,
la que sangré,
y con la fuerza
de una fiera herida
y agónica,
quiero dar
el último zarpazo,
el final,
y llevarme en mi partida,
al mundo herido,
herido mortalmente,
para que mi muerte
sea la heroica,
la que esperé siempre,
la de mi niñez rebelde,
la de mi adolescencia combativa,
la de mi juventud comprometida,
y siento que no me resulta,
y nuevamente sucumbo,
como antes,
como las otras veces,
y me siento atrapada en el lodo,
y me avergüenzo,
y sufro con mi vergüenza,
y siento que la vergüenza
ahora es la que me mata.
y  también me siento traidora,
y como la traición
también me ha matado,
ahora me siento asesina,
perdedora
de las confianzas sembradas,
y siento haber perdido dignidad,
y siento haber perdido  historia,
y siento haber perdido  humanidad,
y me pierdo yo,
y te pierdo a ti,
que eres
lo que más quiero,
y debo seguir viviendo,
sumida, falsa,
como fiera herida,
dando zarpazos al mundo,
añorando que el cielo
con su danza de nubes
bese eternamente el mar
azul, profundo y  bravío,
ese mar mío.