Vida,
te proclamo,
rozando
de tu felicidad
y
como don preciado,
esperanzas
y anhelos
para
un pueblo mío,
cuya
esencia se hace nocturna.,
oscura,
desapareciendo de él
y
con él, luz y dicha ancestral,
simpleza
de tierra, mapu originaria.
No
lloro ni la miseria
ni
la indolencia, vida,
reniego
de la historia florida,
vil
y escarneciente
incapaz
de someter, sin embargo,
dignidad
y grandeza.
No
impreco por huinca,
mas
te proclamo, vida,
en
luces ancestrales,
en
virgen naturaleza,
en
libertad soberbia,
extiendas
amaneceres
y
crepúsculos y cielos
estrellados
y dones
sagrados
para mi raza
esperanzada
de triunfos vivos.
Vida,
no es anónimo
el
beligerante miserable;
es
una hipócrita historia
que
hoy no tiene disculpas,
envuelta
en engaños y traición.
Vida,
no cercenes las pasiones
de
mi nación autóctona,
indígena,
ni mis ansias
de
eterna libertad.