Cuando el sueño no llega,
y mirando sin ver, estos
ojos
ya mustios los extiendo
a través del cielo raso,
dibujando lucecitas blancas ...
En el triángulo del salón,
con paredes de moho,
siento moverse unas manos
de mujer mayor,
gruesas, toscas, cansadas,
manos tristes...
Recorro hipnotizada
la hilera de botones
de su abrigo oscuro,
gastado, traposo,
abrigo sin tiempo.....
y con todos los avatares
del camino silencioso,
en este triángulo de
estrecheces,
de vida mezquina, sumisa...
sólo tengo mis manos y la
falta
de
aquel botón.