lunes, 1 de mayo de 2017

HE BARRIDO CON TODO



He barrido con todo…
no estoy en gracia para
construir nada , incluso,
en  momentos, siento ser nada.
Hay  en mí un algo malsano
como una barrera que detiene
todo impulso, todo deseo ,
toda voluntad, todo afán;
en  fin, me siento con el corazón
tan desprovista y mi alma
tan negra, como el hollín,
y en  todo caso siento también,
no ser la única, y egoístamente,
eso me consuela …
es como un consuelo social,
para  salir de este masoquismo
de  indignidad genérica . . .
es que me estanco, admitiéndome
prisionera tuya, del entorno,
sintiéndome sometida y paradojalmente,
digna, valiosa, fiel, cumpliendo mi rol. . .
¿Qué? ¿Cuál, me pregunto?
Te pregunto mujer de hoy y de ayer. . .
¿Es que tenemos respuestas diferentes?
¿Es que no somos las mismas?
He barrido con todo…
Me niego a hacer sacrificios a la prudencia,
y por alguna terca evidencia,
no creo en las penas del corazón;
penas de un lujo interesado,
penas de ricos intereses materiales,
en donde las únicas desgracias
terminan con perder la condición y
el estatus, el rol falaz del estrato asumido.
Las verdaderas miserias del alma, entonces,
¿qué son? ¿cómo se definen?
¿Los amores deshechos y los desechos de amores,
el hambre del sentirse amada, el dolor del despecho
y el amor como complemento genérico,
tienen condición social?
¿Es la felicidad cualitativa y vertical en la escala social
o depende, como casi todo, del cuánto se puede …?
He barrido con todo…
La palabra felicidad
no tiene el menor sentido.
Sonrío lentamente con mucha gracia
a mis estupores pensativos.
Cuando la vida es materialmente
difícil y austera
tiene la misma seducción
conmovedora que en mis sueños,
como un juego surrealista
sobre el equívoco de la materia
y los objetos,
transparencia helada de mi paisaje,
con mis espacios desnudos , huyendo
al infinito , de tu forma  ciega, de  tu calor,
sin sentirlo,
pareciéndose a puras modulaciones del vacío.
Aparezco, entonces, revelándome, inaccesible
a los subsuelos de cada  experiencia,
y dejo de flotar, entre sueños y vigilias,
entre viejos amaneceres y la
luz que sube por detrás de mi espalda…


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